domingo, 30 de abril de 2017

Qué hay de nuevo

Este último mes ha estado cargado de novedades y sobre todo de caos. Ya os comenté en febrero que se me estaba atragantando ya un poco esto de dedicarme exclusivamente al cuidado de mis niños y que estaba empezando a moverme para encontrar un empleo. Pues bien, a principios de abril sonó el teléfono y al otro lado me ofrecieron acudir a un proceso de selección. Un escalofrío me recorrió la espalda pero por supuesto acepté, no sin pensar en lo chiquitín que era saladito, en lo mucho que aún me necesitaba, en que todavía estamos con LME…. En fin, se me vino un poco el mundo encima. Pero llegado el día, allí me presenté, decidida a conseguir ese trabajo (aunque es un trabajo basura, todo hay que decirlo… U_U), por mí, por mi familia, porque nos hacen falta estos ingresos. Y es que el horario es genial, son 6 horas al día, en turno de mañana, de lunes a viernes. Que cuando el curso que viene estén escolarizados los dos peques, ni van a notar mi ausencia.

El caos vino a la hora de la organización… Demasiado tiempo sin trabajar, sumado a que el último empleo lo tuve antes de ser madre supuso que las dos primeras semanas fueran un auténtico caos en nuestra panificadora. Prepara mochila con ropa de niños, recuerda preparar el sacaleches para llevar al trabajo, deja más o menos recogido para que cuando llegues no te den los siete males…. Y por supuesto, en los ratos libres, juega con los niños!! En fin, 24 horas no daban para alcanzarlo todo… Y me siguen quedando justitas, pero bueno, ya vamos encontrando el ritmo y los niños ya se están adaptando.

A bollito esto le ha venido un poco grande y hemos pasado un par de semanas regulares. Porque aunque es capaz de pasar un día entero sin estar conmigo, lo hace porque sabe que estoy en casa (o alrededores). Eso de no controlar donde me encuentro y ver que me voy y no sabe donde localizarme no le termina de convencer y encima a diario. Menos mal que contamos con la ayuda de los abuelos (sin ella hubiera sido inviable que yo me hubiera incorporado a ningún trabajo).

En el caso de saladito, el pobrecito me echa mucho de menos pero, como en todo, es mucho más relajado. Lo que más le está costando es el comer en biberón, no termina de gustarle y prefiere pasar con poca comida y llenarse cuando yo llego. Yo le dejo recién comido cuando me voy, le dan un bibe de 150 mientras no estoy (nunca lo termina completo) y cuando llego le vuelvo a dar su tetita. Imagino que cuando empecemos la AC será más fácil. Ahora me estoy sacando leche a media mañana para no perder la toma y esa leche es la que se toma al día siguiente. La del viernes la congelo y el lunes se la toma. Pensé que me iba a resultar más complicado, pero esto es a lo que mejor me he adaptado.

Aunque el trabajo no me gusta demasiado, me siento bien y eso repercute en los ratos que pasamos juntos. Salvo las primeras semanas que fueron de adaptación y con humor variable, ahora estamos todos mucho mas contentos y discutimos menos ^_^. Y bueno, con el primer sueldo aprovecharé y renovaré armario, que falta me hace!! Jijiji. (El lado coqueto siempre hay que tenerlo!).

Cuando vuelva a tener un ratillo os contaré como van mis hornadas, que están supermayores y para comérselos!!