lunes, 13 de marzo de 2017

Reflujo gastroesofágico

Todo el mundo sabe lo molestos que son la acidez y los ardores, ¿Quién no lo ha padecido en algún momento de su vida? Pero cuando esto le sucede a un bebé, con un aparato digestivo inmaduro, es mucho peor, sobre todo si no se deja notar con las típicas “bocanadas” de leche, porque cuesta mucho dar con ello. Y a esto se le suma que permanecen mucho tiempo en posición horizontal, por lo que los ácidos del estómago permanecen más tiempo en contacto con las paredes del esófago. Bien, pues saladito, mi niño precioso, está pasando por ello y es muy desagradable.

Hace ya como mes y medio, más o menos, saladito empezó a mostrarse muy irritable, muy llorón, sólo quería estar en brazos y en posición vertical. En el momento en que le soltabas volvían los llantos. Llantos desesperados que no sabíamos interpretar y pensamos que otra vez nos había tocado un bebé llorón, solo que se había empezado a mostrar un poco más tarde que bollito. Pasaron los días y los llantos cada vez iban a más, aunque sorprendentemente en las noches descansaba bien (supongo que depuro agotamiento). Había veces que se estaba riendo mientras jugábamos y de repente se le torcía el gesto y comenzaba a llorar desconsolado. Estos llantos iban acompañados de una rigidez asombrosa. Se arqueaba entero hacia atrás y era imposible acunarle (claro, lo que menos le apetecía era que le tumbáramos, pobre…)

Los llantos en sí ya me preocupaban bastante, pero lo que hizo que se me pusiera la mosca detrás de la oreja fue que empezó a hacer tomas intranquilas (bueno, más de lo normal, porque no sabe comer en silencio, jeje) y con el paso de los días, pasó de la intranquilidad al llanto. Yo le ponía al pecho, daba tres chupetones y se quitaba llorando y arqueándose para atrás y así hacíamos las tomas. En esos días, como es de esperar, no hizo mucho peso, aunque no perdió.

Ahí fue cuando ya decidí que había que hacer algo y pedí cita con su pediatra. Nada más contarle todo, lo primero que hizo fue mirarle los oídos por si tenía otitis que le molestara al succionar y como los oídos estaban perfectamente no le dio más vueltas. Le recetó ranitidina, 1,2ml cada 12 horas y nos aconsejó tomar también medidas posturales. Mantenerle lo más incorporado posible durante el día y levantar un poco el cabecero de la cuna para que no esté completamente horizontal, después de las tomas mantenerle unos minutos en posición vertical…

La ranitidina tarda unas dos semanas en hacer el efecto completo, pero cómo estaría el pobrecito que, después de la primera dosis, la siguiente toma fue de lo más tranquila. Y ese día estuvo ya mucho menos llorón. Aún así hasta una semana y media después no vimos bien los efectos. Ahora ya, aunque tiene algún rato peor, pasa la mayor parte del día tranquilo y sin síntomas evidentes. Ya solo nos queda esperar a que su sistema digestivo madure y se resuelva el problema.

Y ahora, echando la vista atrás, me he dado cuenta de que esto nos viene desde que tenía más o menos un mes y medio. Ya estuvimos con él en urgencias porque vomitaba mucho. Le diagnosticaron principio de gastroenteritis, pero yo creo que fueron los comienzos del reflujo. Y más adelante el ruido que yo achaqué a flemas en la garganta, eran realmente el reflujo, que no llegaba a echar pero que estaba ahí sube y baja, irritándole laringe, faringe, esófago….

Qué mal lo ha tenido que pasar mi pequeñín sin que su madre le haya sabido aliviar su malestar hasta que no ha sido más que evidente! U_U

¿Vuestros bebés han sufrido reflujo gastroesofágico? ¿Os pautaron este mismo tratamiento u os ofrecieron otras alternativas?

miércoles, 8 de marzo de 2017

Cuatro meses

Hoy saladito cumple cuatro meses. Mi niño bonito se me hace mayor sin darme cuenta… Vivo tan deprisa con estas dos criaturas que me está sabiendo a muy poco. Hace nada estaba naciendo y ya es un bebezote grandullón que en nada está gateando.

En este último mes no ha habido demasiados cambios. Seguimos con LME, con sus tomas regulares, sigue durmiendo más o menos igual, tanto de día como de noche, en su cuna de colecho y en lo que se refiere a actividad física, no ha habido ningún avance significativo, se ha dedicado a perfeccionar el agarre de objetos y el control cefálico, aunque creo que en nada le tendremos reptando por la casa. Ha aprendido a hacer pedorretas y se pasa el día lleno de babas y está súper pendiente de las trastadas que hace bollito. Como tome nota de todo ya puedo prepararme…

Pero a pesar de no haber notado grandes cambios, hay uno que nos ha traído por el camino de la amargura hasta que por fin dimos con ello. El pobrecito mío tiene reflujo gastroesofágico. A esto le quiero dedicar una entrada, pero os adelanto que lo hemos pasado fatal, con lloros continuos e intranquilidad todo el día. Hasta dificultad para hacer tomas tranquilas.

Y damos comienzo al quinto mes con un bebé más espabilado y pendiente de todo, sobre todo en lo que se refiere a su madre y a su hermana. ¡Que no nos quita ojo a ninguna! Sobre todo a mí. Esté con quien esté, no para de buscar a ver donde estoy y como me ausente mucho tiempo, se agarra unos cabreos de padre y muy señor mío. Dicen que las niñas son de los padres y los niños de las madres, en mi caso los dos son pa' mí!! O_o